Todos sabemos que una dieta sana y equilibrada debe incluir vitaminas y macronutrientes, como proteínas y carbohidratos. Lo que a veces se olvida son los minerales esenciales, que desempeñan un papel fundamental en el equilibrio del organismo. Este es el caso del yodo, un micronutriente indispensable para el buen funcionamiento de la tiroides, cuya deficiencia puede tener graves consecuencias. Exploremos su importancia a fondo, comprendamos para qué sirve el yodo, identifiquemos los principales signos de deficiencia y le presentemos las mejores fuentes alimenticias.
¿Cuál es el papel del yodo en el organismo?
El yodo es esencial para la síntesis de las hormonas tiroideas, específicamente la tiroxina (T4) y la triyodotironina (T3), producidas por la glándula tiroides . Estas hormonas regulan el metabolismo basal, es decir, cómo nuestro cuerpo produce y utiliza la energía. También son fundamentales para el crecimiento, el desarrollo cognitivo (especialmente en las primeras etapas de la vida), la función cardíaca, la regulación de la temperatura corporal e incluso el estado de ánimo.
Al garantizar el correcto funcionamiento de la tiroides y el metabolismo, el yodo también desempeña un papel antioxidante indirecto: contribuye a un entorno celular más equilibrado, ayudando a reducir el estrés oxidativo y a proteger las células contra el envejecimiento prematuro y los daños causados por los radicales libres 1,2 , moléculas inestables que pueden acelerar los procesos degenerativos y aumentar el riesgo de enfermedades crónicas.
Signos y riesgos de la deficiencia de yodo
Cuando el cuerpo no recibe suficiente yodo, se producen desequilibrios que afectan significativamente la salud. La deficiencia de yodo puede tener diversas manifestaciones, y uno de los síntomas más comunes es la aparición de bocio. — un agrandamiento visible de la glándula tiroides en la región del cuello, resultado del esfuerzo de la glándula para compensar la falta de este mineral.
Otros signos frecuentes incluyen fatiga persistente, sensación de frío incluso en ambientes cálidos, dificultad para concentrarse, cambios de humor (incluyendo irritabilidad y estados depresivos), pérdida de cabello y piel seca 3. En casos prolongados, la deficiencia de yodo también puede conducir a problemas metabólicos, resultando en un aumento de peso inexplicable y una sensación general de lentitud física y mental, acompañada de dificultades de memoria 4 .
Fases de riesgo
Durante ciertas etapas críticas de la vida, la deficiencia de yodo puede tener implicaciones especialmente graves y, por lo tanto, requiere atención adicional:
- Durante el embarazo y la lactancia , la deficiencia de yodo puede comprometer el desarrollo neurológico y del sistema nervioso del feto, con consecuencias duraderas en la salud del niño 4 ;
- En la infancia , puede traducirse en retraso del crecimiento y dificultades de aprendizaje y concentración, afectando el rendimiento escolar y el bienestar general 4 ;
- En la vejez , cuando existe mayor riesgo de disfunción tiroidea, ésta puede estar asociada indirectamente a enfermedades cardiovasculares y metabólicas 5 .
Fuentes dietéticas de yodo
Garantizar una ingesta adecuada de yodo no es complicado, y en la mayoría de los casos, una dieta variada y equilibrada es suficiente. Las fuentes alimentarias más importantes incluyen seis :
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La sal yodada es la fuente más común, especialmente en países con suelos pobres en yodo. Debe consumirse con moderación, ya que el consumo excesivo de sal puede tener otros efectos negativos, como el aumento de la presión arterial.
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Pescados y mariscos , especialmente mejillones, almejas, bacalao, dorada, pargo, camarones y caballa, que también aportan otros nutrientes importantes como el omega-3 ;
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Algas como el nori, el wakame o el kombu (que además conviene consumir con moderación por su alto contenido en yodo);
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Productos lácteos (en particular, el queso Edam bajo en grasa) y huevos (especialmente la yema) . Aunque el yodo está presente en cantidades menores y siempre depende de la dieta de los animales, estos son importantes para el consumo diario.
A partir de esta lista, es fácil adoptar algunas estrategias sencillas para garantizar una ingesta adecuada de yodo, desde el uso moderado de sal yodada hasta el consumo regular de pescado y huevos (uno o dos por semana es suficiente), e incorporar ocasionalmente algas marinas a la dieta. Las algas marinas se pueden añadir a ensaladas o sopas, y son una buena oportunidad para experimentar con influencias de cocinas como la japonesa, donde son muy apreciadas.
Como regla general, siempre conviene priorizar los alimentos frescos y mínimamente procesados: muchos productos procesados contienen altas cantidades de sodio pero no utilizan sal yodada en su composición, lo que significa que aumentan el contenido de sal en la dieta sin contribuir a la ingesta de yodo.
Dosis recomendadas de yodo
La ingesta diaria recomendada de yodo es de unos 150 microgramos para adultos sanos7. Durante el embarazo y la lactancia, estas necesidades aumentan a 200 microgramos al día7 . Se trata de cantidades pequeñas y fáciles de conseguir con una dieta variada.
Sin embargo, existen situaciones que requieren especial atención. Las dietas muy restrictivas (como una dieta vegana mal planificada), los problemas de absorción intestinal, la alta exposición a contaminantes o el consumo excesivo de alcohol y tabaco pueden comprometer la disponibilidad de yodo . El envejecimiento y el ejercicio físico intenso también aumentan la necesidad de antioxidantes .
En estos casos, la suplementación puede ser una solución efectiva, pero siempre bajo la guía de un profesional de la salud, ya que el exceso de yodo puede producir efectos secundarios no deseados como náuseas, dolores de cabeza, sabor metálico en la boca, alteraciones en la función tiroidea y problemas de coagulación.
Conclusión
El yodo es un mineral fácil de subestimar, pero es esencial para el equilibrio del organismo: interviene directamente en la producción de hormonas, la regulación del metabolismo, el desarrollo cognitivo e incluso la defensa celular.
Aunque, en la mayoría de los casos, una ingesta adecuada de yodo se consigue fácilmente mediante una dieta equilibrada, es fundamental estar atento a los signos de deficiencia, especialmente cuando existen factores de riesgo, y considerar la suplementación como una opción válida, siempre con orientación profesional. Garantizar niveles adecuados de yodo es una inversión a largo plazo en la salud, que contribuye a un cuerpo más equilibrado y resiliente, con la energía necesaria para afrontar los retos de la vida diaria.
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Referências
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Este artículo no pretende diagnosticar, tratar ni sustituir el consejo médico; su contenido es solo informativo. Consulte con un médico o profesional de la salud sobre cualquier diagnóstico médico relacionado con su salud o cualquier opción de tratamiento. Las afirmaciones sobre productos específicos que se hacen en este artículo no están aprobadas para diagnosticar, tratar, curar ni prevenir ninguna enfermedad.